Los primeros pasos (formales)

Empezar algo siempre es raro, pero empezar algo en un lugar súper familiar como lo es Proa para mì es aún más inquietante. Hacía desde diciembre que ni iba a la escuela, sabía de los cambios y reformas edilicias, de estudiantes nuevxs y otrxs que ya no estaban, en fin, en la era digital ¿qué no se sabe?
Sin embargo, embarcarme en un nuevo proyecto (ni más ni menos que dos tesis) siempre tiene su cuota de intriga e incertidumbre.
Esa mañana del 29 de julio tomé el colectivo Calera-Rumy y me bajé en la parada de siempre, lo único alarmante fue el aumento desmedido del boleto, pero eso es otro asunto.En el camino a la escuela me detuve dos segundos a mirar la plaza, nuestra aula, y recordar algunas de las clases compartidas allí. La mañana estaba algo fría y se sentía el olor a leña de las salamandras cercanas.


¡Tenemos cartel! exclamé al pararme frente al portón, un cartel modesto pero que nos identifica, a nosotros y a la comunidad del PIT. Desde la ventana se escucha el grito de un estudiante que me identifica, yo sigo caminando sin deseos de interrumpir la clase de esx docente.
Me encuentro con Alfred, nuevo preceptor, una mezcla de nostalgia me invade al saber que ese cargo podría estar ocupándolo yo, sin embargo me alegro de ver una cara familiar en ese lugar de tanta importancia para el cotidiano escolar.
Subo a la parte nueva y llego a la oficina de coordinación y secretaría donde Leonor y Laura están reunidas con el equipo directivo de primaria. No saludamos afectuosamente como siempre y empezamos con las cuestiones formales como firmas de papelitos y demás.
En el curso de tercer año al que estoy por ingresar se escucha la voz de Caro, profe de geografía. Es curioso como la familiaridad de los lugares no la borra el tiempo.
Por fin entro a tercer año, lxs estudiantes no entienden nada, algunos me reclaman que no avisé y se justifican en ello por no tener joggin, otros piensan que voy a darles clase y otros que pasé de visita.
Comienzo a explicarles que voy a hacer en la escuela y por qué estoy parada frente a ellxs, una vez más pero sin listas ni planillas. Comenzamos a charlar sobre la investigación, qué es, para qué, para qué necesito que ellos participen y demás. Están un poco distraídos, lo cual tampoco me es extraño.
Quizás el tiempo lejos del aula me hace tener más tolerancia, y por eso espero varios minutos a poder dar las orientaciones de nuestra primera actividad juntos: completar el formulario de google Tejiendo experiencias que armé para ellxs, la idea del mismo es poder conocer más a fondo sus experiencias de vida (socioeconómicas, culturales, familiares) y su relación con las tecnologías dentro y fuera de Proa. Una vez que terminó de explicar nos vamos al patio con las compus que Alfred nos cargó y nos habilitó para internet, cuanto estamos listxs para trabajar NO HAY CONEXIÓN A INTERNET!! parte del desafío de hacer investigaciones y sobre todo etnografías es justamente estar preparada para los eventos inesperados del campo, para los cuales no tenemos más remedio que repensar sobre la marcha como seguimos.
En ese caso, luego de varios intentos, volvimos al aula y seguimos conversando sobre la segunda actividad de campo que realizaremos en conjunto con Nico el profe de Lengua y que se basa en la construcción de dos relatos autobiográficos: uno orientado a su autobiografía en general y otro autobiográfico tecnológico. Terminamos de sacarnos las dudas cuando el tiempo de la hora ya espiró y antes de irme voy a la sala de cuarto a saludarlxs y contarles en persona todas las actividades (mismas que para tercero) que deberán hacer solxs, con Laura o con Esteban su preceptor

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